03-10-2014
FUE UN JUBILADO BUENO.-
No todos los días, uno se acuerda de cosas como la que les voy a narrar a continuación. Que digo -no todos los días-, será que raro es que te vengan a la memoria recuerdos así, tal como está el patio.
Un día de hace unos años -estando yo jubilado-, caminando por la orilla del nuestro majestuoso Río Guadiana, me encontré con un señor mayor que, sentado en una roca al borde del río, pasaba las mañanas contemplando lo que le ofrecía la naturaleza. Aquel primer encuentro fue tan entrañable que volví a la mañana siguiente, la siguiente también y así casi dos años,hiciera frío, calor, lluvia, viento, etc. Toda su ilusión a título reivindicativo era que, cuando las personas después de haber trabajado y cotizado a la Seguridad Social muchos años y sacar adelante a su hijos -el tenía cuatro- debería cuando menos -decía él-, además de disfrutar de sus nietos, merecerse un buen descanso, una jubilación sosegada junto a sus seres queridos.
Eso, me lo repetía con frecuencia, era para él una obsesión, algunos días no le daba tiempo a terminar su relato, sus ojillos vertían alguna lágrima transparente como era él, yo, intentaba consolarlo a base de paciencia y cálidas palabras.
No hace mucho, como siempre, fui una mañana junto a la roca a la orilla del río que se había convertido con el tiempo en nuestro punto de encuentro. Angel, aquel jubilado amable, educado, humano y patriarca de una familia numerosa a la que adoraba, ya no podría reivindicar aquel su deseo, otro colega, se me acercó y me dio la triste noticia de su fallecimiento.
A veces no se que pasaba por su bien amueblada cabeza que me decía -como hablábamos de tantos asuntos-, Joaquín, yo no soy de muchas misas, pero, entre tu y yo, alguna mañana antes de venir, como tengo que pasar por la puerta de mi parroquia, entro y rezo lo que me parece, pido por mi familia y por los que más necesitados están y me siento bien y hasta diría que esos días vengo con cierta paz interior que me gusta.
El día que me dieron la noticia, nada podía hacer por aquel buen hombre, solo se me ocurrió acercarme a su parroquia y pedir por él. Angel hasta siempre.JG.
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